Silviamar: Un retiro en las montañas (article translated into Spanish)    
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picture 15 Aug 2005 @ 20:35, by Silvia M.S

¿Cuántas veces tenemos tiempo de pararnos y pensar sobre nuestra vida? Estamos tan sumergidos en nuestra rutina diaria, el trabajo, la familia, las responsabilidades... Podemos estar felices o infelices con nuestra vida, pero ¿sabemos realmente cómo nos sentimos? Es fácil perder nuestra identidad y olvidarnos de nosotros mismos, nuestro propio camino, nuestros deseos y temores. Algo de tiempo libre para reflexionar sobre nuestra vida es un tesoro que no tenemos la oportunidad de disfrutar a menudo.

Mi oportunidad llegó sin esperarlo. Unos cuantos meses tras mi regreso a España me uní a un grupo de Tai Chi, y el segundo día me animaron para que asistiera a un retiro que estaban planeando en unas cuantas semanas. Pensé, "bueno, no conozco a nadie, seré la novata, no tengo todavía ni idea de Tai Chi... pero vale, unos cuantos días libres para relajarme en la naturaleza serán perfectos para mí", y decidí unirme a ellos. ¡Cómo me alegro de haberlo hecho!

Un precioso valle nos dio la bienvenida y una suave brisa nos susurró en cuanto nos bajamos del coche. No importaba en qué dirección miraras, sólamente había montañas y bosques alrededor abrazándonos. Sin televisión, sin noticias, sin ordenador, sin maquillaje ni ropa bonita... y por supuesto sin reloj, el tiempo no importaba en absoluto, sólamente nosotros y la naturaleza. ¡Vaya experiencia curativa! Silencio, meditación, Tai Chi al amanecer, el canto de los pájaros, el fresco aroma de la hierba... No sólo hubo tiempo para la tranquilidad, sino también para bailar y fluir libremente, hablar sobre cualquier tema que cruzara nuestras mentes, expresar nuestras ideas en dibujos, reir... Y especialmente tiempo para estar a solas, para caminar por el bosque en íntimo contacto con la naturaleza, tiempo para encontrarnos a nosotros mismos, el verdadero yo que olvidamos en algún recodo del camino.

Tuvimos que compartir el dormitorio con otra persona y yo fui muy afortunada, ya que mi compañera de cuarto resultó ser una señora muy amable, con una sonrisa en sus ojos. Me avisaron que la primera noche seguramente sería bastante agitada, no tan relajante como yo había esperado (siempre duermo como un bebé). Ésto resultó ser completamente cierto. Durante la noche mi mente era bombardeada con cientos de pensamientos luchando por lograr mi atención, además de un pesado ruido procedente de una tubería en el techo. Tras varias horas el ruido se detuvo, pero entonces mi compañera de cuarto se durmió y empezó a roncar tan fuertemente que era imposible dormirse. Así que cogí mi saco de dormir (¡menos mal que decidí llevármelo en el último minuto!) y me fui afuera a dormir. ¡Ahhhh la atmósfera era perfecta! un cielo estrellado y una tranquilidad asombrosa, rota sólamente por el suave viento que cantaba entre los árboles. Dormí profundamente y no estaba cansada en absoluto cuando temprano me levanté por la mañana para hacer (o al menos intentarlo) la forma de Tai Chi con el resto del grupo.

Uno de los días hicimos una meditación guiada por el profesor y después nos pidió que dibujáramos nuestros pensamientos y sentimientos en un papel sin pensar, simplemente dejando a nuestra mano elegir los colores y dibujar libremente. Tras terminar el dibujo miramos el papel para ver lo que habíamos dibujado. En el mío había una verde pradera y un gran árbol en una esquina, con sus raíces dispersadas bajo la tierra y sus ramas muy altas alcanzando el cielo. También había un sendero amarillo en el cielo, con un arcoiris al final y una puerta detrás de él, que poseía un extraño símbolo encima. Y por último, había una densa nube azul en mitad del camino. Después hicimos un círculo y mostramos nuestros dibujos al resto del grupo. El profesor me pidió que tocara la nube con mi dedo y tan pronto como lo hice me invadió una terrible tristeza y comencé a llorar. El dolor era tan profundo que casi no podía respirar. Después tuve que tocar el arcoiris y volví a sentir de nuevo mi alegría habitual, pero mucho más intensa. En aquel momento no comprendí esas sensaciones tan opuestas que llegaban sin razón aparente una tras otra simplemente por tocar mi dibujo. Mi profesor llama a esos dibujos "mandalas" y dice que reflejan nuestra esencia interior y lo que necesitamos solucionar en nuestro camino por la vida. Es muy interesante, ¿no crees?. La energía en aquel círculo de personas era muy especial e intensa, no puedo encontrar las palabras adecuadas para describirla. ¡Simplemente alucinante!

En aquellos días recobré mi conexión con el espíritu y resolví un bloqueo que no me permitía escribir poesía desde hacía tiempo. Además, volví a mi rutina diaria con energía renovada. A veces vuelvo allí al valle con mi imaginación, cuando me siento estresada y cierro los ojos en busca de un lugar íntimo donde puedo encontrar a mi verdadero yo.

Si algún día tienes una oportunidad similar, por favor ¡aprovéchala y disfrútala!.

The English version is here

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